viernes, 17 de agosto de 2018


Militarismo (1876-1886)

Período de la historia de nuestro país en el que se produjeron cambios en diferentes planos que permitieron adecuar el Estado y la sociedad a las nuevas realidades internas y a las crecientes demandas de un mundo industrializado en expansión. También fue un período en el que se ejerció una autoridad sin límites, en la que la que no hubo garantías, ni respeto a los derechos fundamentales del hombre: la vida y la libertad. Este período abarca los gobiernos de los generales Lorenzo Latorre y Máximo Santos.
Hacia la segunda mitad del siglo XIX el Uruguay era un país que no había conseguido aún la estabilidad política y socioeconómica deseable. Algunos de los obstáculos en la organización del país eran por ejemplo: las dificultades para comunicar el norte con el sur, principalmente con Montevideo; la existencia de una población errante sin trabajo fijo que vivía del abigeato del ganado y que vagaba tranquila por nuestra pradera sin encontrar mayores inconvenientes debido a la falta de patrullaje policial; la mala distribución de la tierra, pocos latifundistas con grandes estancias muchas veces con títulos pero sin delimitar adecuadamente; la existencia de dos “tipos de autoridad”, el caudillo y el doctor; el uso de la violencia como medio para alcanzar los objetivos políticos, fueron comunes las revoluciones, en las cuales tantpo caudillos como doctores se enfrentaban representando no solo dos espacios distintos (campo – ciudad) sino también dos ideologías distintas (partidos colorado y nacional). Estos fueron algunos de los inconvenientes que se buscaron solucionar para encausar al país hacia la modernización.


Lorenzo Latorre y la modernización del Estado


A finales de 1875 el país enfrentaba una crisis política, Pedro Varela quien había sido designado presidente por el ejército a comienzos de ese año renunció a su cargo dejando al país acéfalo, es decir, sin un representante del pueblo.  Aprovechando esta situación  de anomalía el 10 de marzo de 1876 se efectuó una amplia reunión de comerciantes, hacendados, extranjeros residentes, llamadas las “fuerzas vivas”,  en la que cual se resolvió ofrecerle el poder al entonces Ministro de Guerra Coronel Lorenzo Latorre, para lo cual acudieron a su casa de la calle Convención.  Latorre aceptó el ofrecimiento, tomó el poder con el título de “Gobierno provisorio” y prometió hacer un “gobierno honrado y decente”. 

A continuación un fragmento del diario La Democracía del día 10 de marzo de 1876 que nos ilustra el día en el que Latorre es convocado a conducir los destinos de nuestro país:

Un gran acontecimientola Tribuna de ayer anuncia la proximidad de un acontecimiento de trascendencia, prometiendo comunicarlo a sus lectores en el acto, aun cuando él se verifique a media noche. Suponemos que el colega no habrá querido referirse al eclipse parcial de luna que, según los astrónomos, debe tener lugar esta noche, después de la media, sino al ecipse total de Varela cuya desaparición no pueden predecir los astrónomos de aquí abajo, sino los que dominan los elementos desde lo alto de la torre.

Si bien Latorre procedía del Partido Colorado, su gobierno no hizo una política exclusivamente partidaria. Aun cuando asumió con el respaldo del ejército y se valió de éste para imponer  la autoridad del Estado, el gobierno de Latorre no fue un gobierno de la clase militar, ni lo realizó en beneficio de ésta. Sin embargo, no cabe duda de que el poder desarrollaba una autoridad basada en el ejército, y que hubo un orden dictatorial, que Latorre impuso por la violencia, con ejecuciones sin juicio y castigos sin intervención judicial.
Las bases sociales del régimen militarista fueron muy claras. Había fuertes sectores sociales interesados en el establecimiento de la paz interna para vializar económicamente al país y permitir su mejor inserción en los mercados internacionales. 

Logros del gobierno de Latorre:

·         Progresos técnicos que modernizaron al Estado: el fusil Remington, el telégrafo, el ferrocarril, el correo, la creación de los Códigos Civil y Rural.

·         Secularización del Estado: Creación del Registro Civil.

·         Extensión de la acción educativa del Estado: Ley de educación común, creación de la Escuela de Artes y Oficios.

·         Consolidación del derecho de la propiedad privada: Código Rural, creación del registro de Marcas y Señales, creación del Registro de propiedades departamentales y seccionales, aplicación de la “ley de fuga”, alambramiento de los campos.   
                                                   
El gaucho será el gran perseguido durante este período
La puesta en marcha de estas medidas trajo consigo consecuencias económicas, jurídicas y sociales, modificando para siempre, principalmente la vida en la campaña, ese sitio que, desde la época colonial había permanecido en absoluto desorden.


Máximo Santos la pompa del poder
En 1878 se llevaron elecciones nacionales con gran abstencionismo. Latorre fue nombrado presidente constitucional en marzo de 1879, pero renunció al año siguiente diciendo: “los orientales son ingobernables”. Luego de la renuncia de Latorre, y tras un breve interinato de Francisco Vidal, asume el gobierno el Gral. Máximo Santos.  Como su antecesor, Santos ejerció un gobierno dictatoral, reprimió a sus opositores, censuró la prensa y trasgredió las normas legales. A diferencia de Latorre, en cambio, favoreció al ejército y derrochó los dineros públicos rodeándose de lujos y actos de ostentación. Se proclamó Jefe del Partido Colorado, llevó a cabo una política excluyente que lo expuso a la oposición, incluso dentro de su partido.
Durante este período se acentuó el fortalecimiento del Estado, al crearse el Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción pública. Se amplió también la esfera de sus competencias al imponerse la ley del matrimonio obligatorio y crearse los registros de nacimientos, defunciones, matrimonios, reconocimientos y legitimaciones.
Santos ejerció el gobierno hasta 1886 cuando, luego de sufrir un atentado por parte de sus opositores se vio obligado a renunciar. Con este hecho se daba por culminada una década de gobiernos militares que llevaron a la modernización del país, con cambios profundos, que favorecieron, principalmente,  a las élites de nuestro país. Los civiles volvieron a ejercer el gobierno con un país más organizado, e incierto en el modelo económico imperante en la época.

Material elaborado a partir de:
·         NAHUM, B (1993), Manual de Historia del Uruguay, T1, pp 176-197.

La Revolución Industrial