Liberalismo
"La historia de las ideas políticas
en el siglo XIX está dominada por el progreso del liberalismo en el conjunto
del universo. El liberalismo triunfa en Europa occidental; se propaga en
Alemania y en Italia, donde el movimiento liberal está ligado estrechamente al
movimiento nacional; gana la Europa oriental; penetra, bajo su forma europea,
en los países de Extremo Oriente, que se abren al comercio occidental; las
repúblicas latinoamericanas se otorgan Constituciones liberales, inspiradas en la
Constitución de Estados Unidos.
En cuanto a Estados Unidos, aparece como la tierra de elección del liberalismo y de la democracia, eficazmente conciliados. De considerar solamente las doctrinas, cabría la tentación de dejar a un lado la aportación de Estados Unidos; pero lo que importa es la imagen de Estados Unidos, no las obras doctrinales —relativamente poco numerosas y poco originales— que allí salen a la luz. Sin duda, la imagen que los liberales europeos adoptan, con frecuencia está muy lejos de corresponder a la realidad. La referencia a Estados Unidos adopta, pues, la forma de un mito o de una serie de mitos, cuya historia desde comienzos del siglo XIX es muy instructivo seguir.
El siglo XIX es, ante todo, el siglo del liberalismo, Pero ¿de qué liberalismo? Son necesarias aquí algunas distinciones.
1.º Liberalismo y progreso técnico.
El liberalismo es inicialmente una
filosofía del progreso indivisible e irreversible; progreso técnico, progreso
del bienestar, progreso intelectual y progreso moral yendo a la par. Pero el
tema del progreso se vacía poco a poco de su substancia. Hacia finales del
siglo XIX son numerosos los liberales -especialmente en Francia- que sueñan con
una era estacionaria, con un universo detenido; este estado de ánimo es particularmente
evidente entre los progresistas de los años 1890. De esta forma es necesario
distinguir entre un liberalismo dinámico, que acepta la máquina y que favorece
la industria, y un liberalismo económicamente conservador y proteccionista. Esa
primera forma del liberalismo prevalece, en conjunto, en Inglaterra; y la
segunda domina en Francia, donde el liberalismo —generalmente más audaz que en
Inglaterra en materia política— se muestra, económicamente muy timorato, y
donde el progreso de la industria y de los transportes se debe a hombres, cuyas
concepciones políticas son totalmente ajenas al liberalismo tradicional.
2.º Liberalismo y burguesía.
El liberalismo es uno de los elementos
originarios de la filosofía de la burguesía. Pero, durante el siglo XIX, las
fronteras del liberalismo no coinciden ya en manera alguna -si es que alguna
vez coincidieron exactamente- con las fronteras de la burguesía. La situación,
a este respecto, difiere según las épocas y según los países. En Francia el
liberalismo permanece, en conjunto, estrechamente vinculado a la defensa de los
intereses. Pero mientras que el liberalismo francés apenas evoluciona,
Inglaterra conoce varias tentativas para ensanchar y revisar el liberalismo,
especialmen, en los últimos años del siglo XIX. (…) El liberalismo inglés es
más inglés que burgués, siendo el imperialismo su término normal; el
liberalismo francés es más burgués que francés, y, dedicado a conservar,
vacilará en conquistar, por lo que el Imperio colonial francés será obra de
algunos individuos.
3.º Liberalismo y libertad.
En el siglo XVIII se hablaba
indistintamente de libertad y de libertades; y el liberalismo aparecía como la
garantía de las libertades, como la doctrina de la libertad. Pero en la misma
medida en que el liberalismo aparece como la filosofía de la clase burguesa, no
asegura más que la libertad de la burguesía; y los no-burgueses, por ejemplo,
Proudhon (pensador anarquista), tratan de establecer la libertad frente al
liberalismo.
Por consiguiente, existen, por lo menos,
dos clases de liberales: los que piensan que el “liberalismo es uno porque la
libertad humana es una”, y los que no creen en la unidad de la libertad humana
y piensan que la libertad de unos puede alienar la libertad de otros.
4.º Liberalismo y liberalismos.
Durante mucho tiempo el liberalismo
aparece como un bloque: liberalismo político, liberalismo económico,
liberalismo intelectual y liberalismo religioso no constituyen más que los
aspectos de una sola e idéntica doctrina. Pero en el siglo XIX se produce un
hecho capital: la fragmentación del liberalismo en varias ideologías distintas,
aunque no siempre distinguidas:
- El liberalismo económico descansa sobre
dos principios: riqueza y propiedad; se opone al dirigismo, aun aviniéndose con
los favores del Estado; es el fundamento doctrinal del capitalismo;
- El liberalismo político se opone al despotismo; es el fundamento doctrinal del Gobierno representativo y de la democracia parlamentaria;
- El liberalismo intelectual se caracteriza por el espíritu de tolerancia y de conciliación; este espíritu liberal no es exclusivo de los liberales, algunos de los cuales se muestran incluso notablemente intolerantes.
- El liberalismo político se opone al despotismo; es el fundamento doctrinal del Gobierno representativo y de la democracia parlamentaria;
- El liberalismo intelectual se caracteriza por el espíritu de tolerancia y de conciliación; este espíritu liberal no es exclusivo de los liberales, algunos de los cuales se muestran incluso notablemente intolerantes.
De esta forma, la unidad del liberalismo,
al igual que la unidad del progreso, se nos presenta como un mito. El
liberalismo ofrece aspectos muy diversos, según las épocas, según los países y
según las tendencias de una misma época y de un mismo país."
Material adaptado de: Jean Touchard. Historia
de las ideas políticas.